miércoles, 27 de mayo de 2009

Chapter VII: Freeride extreme













Llegamos de madrugada a la isla sur con un frío invernal, pese a que aún es otoño, paramos en un backpacker donde nos arrancaron la cabeza así mal... 27 dolares la noche (publicado en la lonely planet a nz$17 la noche, fucking BBH y la puta que te pario!) Igualmente nos quedamos porque a esa hora de la madrugada neocelandeza (00.30hs) era impensable cruzarse al menos un alma encarnada en las frias calles de Picton, el lugar donde llega el ferry a la isla sur. Al menos nos ofrecieron un plato de sopa caliente (o 3 jajaja) y miramos una pelicula que no voy a decir cuál fue porque vale más es misterio porque si... no me reí tanto como esperaba (bueno será que mi espiritu está defraudado de New zealand y ya nada tiene color, sabor, aunque más no sea un brillo artificial de una piedra berreta?) sin embargo fui el último en dormirme. A la mañana siguiente hicimos uso del free breakfast (tostadas, dulces varios y café) cuando solicitamos la leche para el café, la dueña nos interrogó: You didn´t see the cow in the backyard? Y soltó una carcajada haciéndonos reir por un rato largo. Conocimos a una pareja de canadienses con bastante poco humor y a una española viajera con quien conversé largo rato mientras intentaba pasar las tostadas y el café... Será que me acostumbré a desayunar livianito que no me banco un desayuno "abundante". Si, mi ironía hasta la muerte! jajaja Arrancamos de Picton rumbeando hacia el sur, parando cada tanto para el smoko time caravanero. Me entretuve sacando fotos y grabando videítos mientras Marie (la alemana) sostenía el volante. Luego me arrebató la cámara para usarla mientras yo no quitaba la vista de la ruta (un segundo de distracción te puede costar la vida en estas sinuosidades extremas) y me puse nervioso temiendo alguna mala jugada... Es difícil de explicar, pero mi cámara es sagrada, es mi herramienta de trabajo, la fotografía no es un hobbie para mi, hobbies tienen los mediocres yo tengo actividades creativas... En vano fueron todas las recomendaciones y trataba de controlar mis impulsos para no arrebatarle la cámara de las manos a la germana... Luego de un rato ella me preguntó si le molestaba si ponía "su" música y cometí el grave error de decirle que no. A los cinco minutos ya estaba completamente arrepentido... no es que no tenga una apertura musical ni mucho menos pero detesto no escuchar canciones completas, 3o segundos de un tema, 1 minuto 20 de otro, 15 segundos del que sigue... Y asi estuve conteniendo mi ira contra tan pésima musicalización donde no existía una sola canción completa! Al son de Ventura llegamos a algún lado a comprar comida. A estas alturas descubrimos con Iggy que compartíamos la no simpatía por Marie. Yo descubrí cuanto detesto la actitud de los fumadores de tabaco de ni preguntar si molesta el humo. Luego de mucha ruta llegamos a Christchurch y conseguimos alojamiento en una casa donde vive una chilena amiga de Iggy. El dueño de la casa nos consiguió alojamiento en Queenstown para la noche siguiente. Teníamos ganas de salir a ver qué onda la noche, paseamos por callejones de estilo europeo pero nunca llegamos a la noche porque se largó a llover y el cansancio nos venció rendidos a los pies de una estufa a leña. Partimos a la mañana siguiente y llegamos a Queenstown y nos quedamos en una casa helada y repleta de gente: la casa de los hobbits! Dueña de una arquitectura imposible e inverosímil, digna de un Escher de hongos. El dueño de la casa de Queenstown nos consiguió alojamiento en Wanaka y allí partimos a instalarnos. Wanaka es una villa turistica (a esta altura hablar de ciudad en new zealand es una mentira) diminuta y hermosa. el panorama laboral es asperisimo y si bien luego de una semana los carteles de los bares cambiaron del estricto "NO JOB" al esperanzador "NO JOB until july" Wanaka sigue siendo una hermosa villa turistica donde despilfarrar dinero... Sin embargo Wanaka alberga otros misterios naturales como las amanitas muscarias que crecen bajo sus pinos y los golden top que crecen en los potreros... Y allí nos dirigimos en contadas ocasiones luego de la lluvia en mañanas de sol caminando mirando al suelo en busca de los preciados hongos. La naturaleza es extraña, gracias a la bosta de las vacas crecen estos hongos simil cucumelo, que tan alegremente recogimos en frías mañanas y tardes. FRIAS. Pese a todo la dueña de casa nos alertó "this mushrooms are bad" Es extraño como la ignorancia domina el mundo... Noches más adelante comprendí el por qué de la ignorancia dominando el mundo y no hay nada más necio que el ignorante. Y así luego de trabajar un poco en la granja para pagar el alojamiento una mañana partimos rumbo al campito de las vaquitas a recoger golden top y escalar una montaña. Comimos hongos secos y tambien frescos, y contrariamente a la tradición estos hongos sabía entre melon y sandía, muy ricos, pese a que Iggy se lamenteba de lo feo que le resultaba tragar uno tras otro jajaja. Cruzamos un arroyo por sobre un alambrado y empezamos a buscar el camino para subir, al cabo de un rato yo ya estaba totalmente compenetrado con la montaña pese a que mis amigos seguían sin avistar "el camino" que yo seguía. Desistimos y bajamos para intentar por otro lado, no sin antes mojarnos los pies con el agua estancada... Encontramos cuevas y caminitos ocultos que empezamos a seguir subiendo el cerro. Yo empecé a ver claramente donde seguían los caminitos y los puentes y mis amigos se reían de mis caminitos y mis puentes, optando por otros rumbos. Debí aclarar que un tronco caído que comunica dos piedras era para mi un puente jajaja. Alli en la ladera estaban los arboles y los arbustos y yuyos tndiéndome sus brazos para que yo me aferrara fuerte, subíamos lentamente, la parte más difícil fue la piedra mojada donde solo nos quedaba aferarnos a los musgos jajaja, el frio se hacía sentir y finalmente llegamos a un descanso desde donde observamos gente observándonos desde la cima. "Tal vez planean dispararnos" dijo Iggy mientras se ocultaba detrás de mi jajaja y el enigma de la gente de la cima nos alentó a seguir subiendo, si bien esa fue la parte más agotadora pese a que ya no subíamos en cuatro patas. "Miralo al León convertido en cabra montañosa, Luis" observaba Iggy mientras reía. La risa ese estado de descarga, como luego de la foto en la cima donde entramos en risa extrema durante un buen rato. Continuamos subiendo con el espíritu de Rocky Balboa, corriendo en la montaña, aunque a los pocos minutos yo ya no daba más pero pese al cansancio no aflojaba. Nos costó un buen rato subir a la cima y allí nos sentamos a contemplar la vista del lago Wanaka. Los colores tenían un movimiento irreal y los rayos del sol hacían cambiar las tonalidades... Nos sentíamos felices de estar ahi arriba pese a que no era la cima absoluta (cual es la cima en la montaña acaso?) y decidimos seguir hasta donde habíamos visto la gente observarnos, con los últimos esfuerzos logramos escalar hasta la cima donde al llegar nos encontramos un hermoso banco de madera para contemplar la vista desde el lookout: habíamos subido la montaña por la espalda, del otro lado un extenso track se abría paso para subir fácilmente... Nos cagamos de risa viviendo esa alegoría que representaba nuestro acto latino de subir por el lado salvaje para comprender que los kiwis habían construído un camino para subir por el lado fácil... Pese a todo nos sentíamos con tanta energía que decidimos descender de la montaña al trote, cuesta abajo, saltando como cabras locas en completa y total armonía con la naturaleza, escuchando el eco de nuestros pasos sobre la piedra, riendo de nuestra osadía... Algunos nacimos para trepar por el lado difícil de la vida y creanme: el esfuerzo engrandece el goce de alcanzar las metas...

Chapter VI: Left behind












El trabajo en Gisborne se agotaba y el picking de mandarinas se tardó dos semanas más de lo normal, pese a que fue en Gizzy donde se pickearon las primeras mandarinas - dos semanas antes que en Northland, la zona cítrica por excelencia - Luego de insistir mucho logré conseguir trabajo con una contractor llamada Cindy, en la mañana pasé a despertarlo a Iggy (el pelado) y a Nacho (el madrileño) para ir a trabajar, pero Nacho tenía otros planes así que arrancamos con Iggy derecho para la orchard siguiendo a Tina, la socia de Cindy. El primer día fue duro porque las mandarinas seguían verdes y el primer bin estaba atiborrada de mandarinas verdes en el borde: mal. Aunque al pickearlas se veían naranjas todavía les faltaba y algunas llegaban a tener partes verdes, las cuales no servían. Lloyd, el manager de la orchard de muy mala manera me dijo que no tenía que pickear las verdes y al sacar la mandarina y tirarla me regañó: don´t throw the fruit to the ground, it´s money! Recordé aquella lección de la Chiqui Gonzalez, mi profesora de dirección de actores, de cómo utilizar el tono de voz para llegar a lograr la reacción correcta. Si Lloyd me hubiese explicado con un poco más de paciencia y un tono más ameno yo hubiese comprendido en el acto que sólo debía pickear las mandarinas completamente naranjas, que las que aún estaban verdes en una semana más iban a estar completamente maduras. Y las malas maneras generan malas reacciones. Ese día pickeamos tres bines hasta el final de la jornada, lluviosa en todo momento. Sin embargo Iggy insistía en resaltar lo relajada que era la pega. Al día siguiente emprendimos el ritual diario, pasaba a buscar a Iggy en la van y arrancábamos para la orchard fumando en el viaje, contemplando los primeros rayos del sol y las primeras hojas del otoño caer con la brisa gisborneana. Al llegar arrancábamos a pickear por la row donde habíamos dejado el día anterior, generalmente escuchando música con nuestros reproductores de mp3 que aliviaban nuestra jornada. Para el smoko siempre estábamos preparado aunque generalmente no llegábamos a llenar el primer bin. Luego el lunch para finalmente despedirnos de la jornada a la orden de "che, armate otro"... Los primeros días nos fuimos poniendo a tono con el trabajo, recibiendo las indicaciones de Tina en un principio y de "Jessee from gizzy" luego. También conversando con el tractor driver, Ben, un maori que nos ofreció una onza de "chronic" y nos invitó a fumar un buckett en el lunch mientras los jefes estaban lejos. Nos contó que él la cultivaba en el campo lindero, un maizal tupido y desatendido. Entre las plantas de maiz él cultivaba las chronics en outdoor jurando que era la mejor weed que podíamos conseguir en Gizzy. Nos prometió una onza apenas la tuviera secada y continuó su trabajo manejando el tractor con su pañuelo de Black power y su buzo con una hoja de marihuana en la espalda, cada vez que pasaba me hacía el saludo black power y yo le contestaba sonriendo y repitiendo el mismo gesto del puño cerrado con el brazo en alto, aunque sinceramente me caía bastante mal. El trabajo era realmente relajado, al tercer día solo estábamos Iggy y yo trabajando en la hectárea y unos días más tarde Jesse nos dejó a cargo de Corey, la hija de Tina, una maori de tetas generosas que nos enseñaba su escote cada vez que se agachaba para sacar una mandarina y mostrarnosla mientras nos decía: too green. Todos los días llegaba alguno de los jefes y nos amenazaba con echarnos si pickeábamos una sola mandarina verde más. A los pocos días descubrieron nuestro "green corner" entonces nos enseñaron la técnica del "green bottom" y a "pintar" los bines, técnica que consistía en poner abajo las mandarinas mas verdes y las últimas bolsas solo naranjas... Con lo cual disimulábamos bastante bien el bin. Esta técnica me la enseñaron los supervisores en el picking de manzana diciéndome: "only pick the goods when the boss is coming". Y los boss no venían nunca por la row... hasta que llegaban. Entonces empecé a dejar un árbol de mandarinas bien naranjas cerca del bin para ponerlas encima del resto y cuando Lloyd o Cindy se aproximaban yo pickeaba a gran velocidad las mandarinas para tapar las verdes. No es que deliberadamente pickeara las verdes sino que las mandarinas estaban aún verdes y una mandarina que de un lado era naranja furioso del otro estaba zarpada en verde. Al caer el sol ya no se podía ver correctamente y una tarde nos fuimos al carajo con Iggy pickeando mandarinas verdes, a lo que Jesse decidió suspendernos el día de trabajo y nos dijo: "come back tomorrow, maybe the boss give you another chance"... Y tuvimos otra oportunidad finalmente (pero nos cagaron un bin) y seguimos embalados escuchando psy trance para pickear más rápido. Los días se aceleraron, fumar-pickear-psytrance-lunch-pickear-fumar-go home. Todo era repetición, las row, las wineyards, las espalderas de álamos... Y pickear mandarinas... Iggy me preguntaba: cómo hací weon pa´pickear tan rápido?" a lo que yo contestaba: work don´t talk... jajaja. Y todos los días o venían los jefes o los supervisores inventando alguna excusa para que nos fuéramos antes así ellos se podían ir antes. A la semana teníamos a Benito (el bong del Nacho) como la herramienta más importante del picker, aguardándonos al lado del bin o de un árbol para hacer el mini smoko. Llegamos a tomarnos solo el lunch (media hora) como único descanso en la jornada. Nos estábamos convirtiendo en máquinas de pickear... Sino fuera por la salvedad que siempre se nos pasaba alguna verde, es que realmente es difícil llenar un bien cuando las mandarinas estás aún verdes! Llegó finalmente el día de la onza seca y al examinarla no se veía tan mal, pese a que en el auto le dije a Iggy que para ser una onza era demasiado poco... Y quizo el destino que esa misma tarde en casa de Iggy nos encontráramos a un dealer en el living sentado fumando SU hierba quién al ver la onza de Iggy empezó a hacerla mierda, "this shit is not chronic, this is chronic!" decía mientras enseñaba un twenty de su weed. Conversando con él me di cuenta que no tenía demasiada idea de cultivo y que era un boca de jarro que compraba y revendía, pero no cultivaba. Ahí me di cuenta que todos los dealers de Gizzy eran mentirosos, porque no tenían la más remota idea de qué genética estaban cultivando o comercializando y siempre mentían diciendo "this is afgan", "this is white rinno", "this is chronic" mientras todos tenían la misma mierda mal secada de gizzy. Un error fatal en el secado es poner los cogollos en el microondas y todos estos maoríes secan la weed en el microwave! Al día siguiente mi amigo habló con el Ben y le pidió que le devolviera la plata o le pasara más weed, a lo que el maori volvió a mentir prometiendo: "tomorrow"... A los pocos días Corey me ofreció weed, me mostró una onza que sacó de un balde de 5 litros donde tenía muchas bolsas de onzas, ahí en el asiento trasero de su 4x4. Eso me hizo comprender por qué muchos de los maories no quieren trabajar pudiendo vivir de la mierda que cultivan. Si al menos se interesaran por comprender la planta y aprender a mejorar sus cosechas, pero ya saben eso de que Dios le da pan a quien no tiene dientes... y no estoy intentando ser sarcástico. El trabajo se puso denso cuando nos revisaron los bines y nos dijeron que estaban muy verdes y que no nos iban a pagar, con lo cual luego de una tensa situación resolvieron mandarnos para otra orchard a cosechar mandarinas japonesas... Al llegar a la otra orchard nos encontramos con unas mandarinas diminutas y unos árboles impenetrables, el trabajo se complicaba y los bines había que llenarlos a tope... al principio Cindy nos dijo que nos iban a pagar NZ$45 por bin (5 dólares más que los otros) pero luego de un rato volvió y nos dijo que nos iban a pagar 42 dólares por bin. Le dijimos que íbamos a terminar el bin y nos marchábamos a la casa hasta el día siguiente y Cindy se enojó y nos amenazó que si nos íbamos no volviéramos. Le pedí que me diera el recibo de sueldo para evaluar la situación y al ver que solo nos pagaron 260 dólares por una semana completa de trabajo le dije que a mi no me servía seguir trabajando, pero Iggy me convenció que siguiéramos trabajando o haciendo como que trabajábamos... Al día siguiente llovió mucho y nos avisaron que no se trabajaba y al otro día le avisamos que no íbamos a ir más. No nos pagaron los primeros días y cuando preguntamos Tina nos dijo que se iba a fijar pero nunca nos pagaron los primeros días que fueron trabajados por hora, no por producción. Ya estábamos de cara a la última semana en Gizzy - porque habíamos decidido irnos al sur con Iggy y Luis el , chef mexicano - cuando conseguí un trabajo diferente: modelando desnudo para una escuela de arte. Así que ahí fui, primero con Norman el profesor de dibujo, a ver las instalaciones y luego a charlar a un bar vino y springs rolls de por medio. Al lunes siguiente estaba allí preparado para desnudarme frente a la docena de alumnos. Me lo tomé de la forma más natural posible y mantuve las posturas estoicamente mientras la clase de mayoría femenina me observaba y dibujaba. Creo que nunca había pensado tanto en la reina de inglaterra ni en Margaret Tatcher para evitar una erección aunque tampoco sé por qué me daba más vergüenza tener una erección que no tenerla... Deben haber sido los 40 dólares más fáciles que gané en mi vida por el módico esfuerzo de ponerme en bolas y recostarme en un sillón o adoptar la postura del pensador del Rodin. Mi experiencia con modelos desnudos siempre fue del otro lado de la cámara o del papel, pero esta vez era yo el desnudo y observado. Al regreso me llevó otra de las profesoras con quien mantuve una extensa charla sobre la displicente actitud maori y otras cuestiones de idiosincracia kiwi. Una amena e interesante conversación en una fría noche en Gizzy con viento y lluvia... Me volvieron a llamar de la escuela pero les dije que me marchaban y me dijeron que si volvía a Gisborne pasara a visitarlos que seguramente iban a llamarme para otra sesión. Y así se sucedieron los últimos días en Gisborne, sin trabajo fijo, con frío y lluvia y un malestar con alguna gente del backpacker con la que había habido algún que otro mal entendido de difícil solución. En esos últimos días compartí muchos momentos con Nacho el madrileño que me llenaron de alegría, con Nick el kiwi quien me defraudó inesperadamente, con Joe un maori del quien siento un poco de pena y por supuesto con Iggy y luis con quienes estábamos a punto de emprender el viaje a la isla sur. Todo era una incógnita para mí porque no sabía qué venía después y Gisborne estaba enrarecido. Finalmente se sumó Marie, una alemana, al viaje y me alivianó los gastos de combustible aunque me llenó la van de olor a tabaco. A todo esto la última semana en Gizzy me propuse no fumar porque necesitaba una limpieza antes de que se me cagaran los bronquios... Y me banqué estoicamente esa semana en la casa fumona donde vivían Iggy, Nacho, Joe, Nick, Steve y James... Y donde siempre había un mínimo de tres maories agregados de fumones. Imposible no fumar, pero lo logré. La última noche en plena fiesta de despedida un maori se robó la computadora de Iggy en complicidad con otro y pese a que sabíamos que fueron ellos no pudimos hacer nada, en parte porque Nick el kiwi que había llevado a estos culeados empezó a demorar toda la situación y se lavó olímpicamente las manos. Los maories negaron todo (uno de ellos está con una tobillera con libertad condicional) y mintieron todo el tiempo. Yo lo sabía, Iggy, lo sabía, Nick, lo sabía y nadie podía hacer nada. Esa noche hablando con Joe él me confesó algunas acciones que no estoy seguro si serán ciertas o no, pero conociendo el pasado caníbal de los maories le hice prometer que nunca me iba a comer... Ese mal momento, el robo, nos detuvo dos días más y luego de impotentes actos decidimos partir dejando atrás a Gizzy y la mala vibra... Sentí una alegría inmensa cuando miré por el retrovisor por última vez el pueblo que me retuvo durante cinco meses, allí donde llegué con Marcell y chocamos, allí donde me fracturé la cara y me sané, allí donde cada vez que quería irme me ofrecían trabajo. El último día antes de irme, Gizzy hizo el último esfuerzo por retenerme: Hira me llamó ofreciéndome trabajo en el picking de mandarina! jajaja Le dije amablemente que le agradecía la oferta pero que mi tiempo en Gizzy se había terminado y que me iba a la isla sur, el comprendió y me deseó suerte.
Por un momento pensé que Gizzy era el pueblo con más cantidad de maories... y es que Gisborne es el pueblo con más maories en todo New Zealand!
Nos fuimos un viernes de un pique directo a Wellington, adonde llegamos luego de subir una montaña sinuosísima en pleno diluvio... El viaje fue interesante, bellos paisajes y un rumbo nuevo, lugares donde habían estado amigos (como la fábrica de cerveza Tui desde donde me escribió Marcell) o Palmerston North a donde se había ido a trabajar Keisuke. Pasamos de largo por Napier (mi primer destino antes de que Gizzy me secuestrara) casi sin siquiera mirar la playa de piedra y arena negra. conversamos de mil cosas con Marie y me sentía de nuevo en la partida, así como cuando viajé con Marcell, obligado a hablar en inglés y haciendo un esfuerzo sobrehumano para comunicar mis ideas en otro idioma! El día en Welli esperando la hora del ferry fue corto, pasando por un bar chileno (los amigos) a comer unas empanadas y vino. Dejamos Welli a las 9 pm, hora que salía el ferry en plena tormenta. Me gustó el aire de Wellington y la movida musical que tiene, quizás una de la más grande de New Zealand... Ya en el ferry decidí que ameritaba sumarme a los muchachos y fumarme uno mirando como lentamente la isla norte se perdía en el oscuridad... Al fin y al cabo la semana ideal tiene cinco días! Calé hondo el porro y luego exhalé una bocanada de humo que se fue en dirección a la isla norte al igual que mi agradecimiento por tantas aventuras y por permitirme conservar mi vida. La noche era oscuramente cerrada mientras el ferry se bamboleaba de un lado a otro surcando olas de tres metros que salpicaban mis ilusiones depositadas en la South Island...

lunes, 25 de mayo de 2009

Chapter V: The bottom of the fall























A Emilia, quién me abrazó sumergido en el estanque.

Hace meses atrás - si, el tiempo pasa para todos - estaba en el Albert Park de Auckland sentado una mañana de sol preguntándome qué carajos hacía en New Zealand. Solitarios días intentando comunicarme con la gente, mirando la ciudad, aturdido y ciertamente desconcertado ante el impacto cultural. En un hemp store me puse a conversar con el flaco que atendía y le regalé un disco de Low valium que intencionalmente empaqué en la mochila antes de partir desde La Paternal. La charla giraba sobre lo obvio: dónde conseguir porro... "You´ll need made friends, buddy" Y vaya que tenía razón.
Desde lo alto de las Rere falls miraba el agua intentando juntar valor para saltar y vencer el pánico a las alturas. Me preguntaba: que carajos hago acá ariba? Y ahora sé la respuesta que hasta ese entonces ni intuía: Saltar desde las Rere falls. Y aunque suene ilógico o demencial yo vine a New Zealand a saltar de las Rere falls, lo mío no fue un salto acrobático, fue un salto de fe que me llevó al fondo de la cascada a vivir los 300 años más increíbles de mi vida.
La caída duró aproximadamente unos cinco segundos, de los cuales solo recuerdo el bache en negro sin sonido, al tocar el agua abrí los ojos y pude ver cómo los rayos del sol penetraban en la oscuridad del estanque al pie de las Rere falls, inmediatamente sobrevino un golpe fuertísimo y negro que me desplazó de mi cuerpo y me dejó allí abajo del agua. Comencé a hundirme lentamente mientras comenzaba a tener recuerdos de cuando estaba en el vientre de mi madre, una sensasión placentera de paz uterina, una paz que anhelaba desde que había despegado el avión desde Ezeiza. Lo primero que ví fue un destello blanco agitándose como un pedazo de tela bajo el agua, ondulando y rodeándome, al acercarse pude ver su rostro (era ella) mi alma gemela y estaba ahí para abrazarme... Estuvimos abrazados largo rato hasta que la presencia del estanque comenzó a acunarme como a un niño, en ningún momento pensé en que estaba muriendo ni en que habría sucedido con mi cuerpo ya que yo estaba ahí y no podía recordar cómo había llegado. Y entonces sentí como el espíritu de la tierra, nuestra madre tierra me llevaba en sus brazos y me vestía con una túnica blanca llevándome como a un niño... y yo era un niño. La paz era inconmensurable y el silencio parecía susurrar una melodía hipnótica que se repetía como un mantra. Todo allí era revelador para mis ojos que poco podían entender lo que veían.
Los primeros cien años los dediqué al estudio de la tierra escuchando atentamente las lecciones impartidas por la madre naturaleza, los siguientes cien años los dediqué al estudio del hombre y el impacto de éste sobre el planeta - lo que me provocó un llanto inenarrable, completamente silencioso - los últimos cien años los dediqué a ver lo que vendrá...
Concluído mi aprendizaje, la pacha me llevó de nuevo al estanque acunándome pero ya no siendo un niño sino un adulto. Sentí una leve tristeza temiendo dejar aquel sitio tan apacible, pero inmediatamente la madre naturaleza me consoló diciéndome que recordara todo lo aprendido y lo pusiera en práctica, que ese era el momento de partir al lugar desde donde sentía me tironeaban y me dejé ir dejando allí en el fondo del estanque aquella magnífica presencia, con una sonrisa en mi rostro saltando a la inversa, repasando en un segundo aquello vivido allí abajo durante trescientos años, imagen tras imagen, palabra tras palabra y ya no dolía ni me freía la cabeza como otras veces intentando aferrarme a las imágenes, intentando recordar, intentando quedarme allí en el otro lado... Ahora era distinto, ahora tranquilamente me dejé tironear por el flaco que saltó a rescatarme y la gente que se tiró al agua con la misma intención. Si antes de dar ese pequeño paso no concebía bajarme humillado por no haber tenido la valentía de saltar, al salir del agua caminando, repitiendo con una sonrisa: está pasando otra vez, cada paso que daba destacaba en firmeza y liviandad emergiendo de las aguas como un hombre completamente diferente al que había caído doce metros para romper la piedra del fondo y su cara... Ese golpe se llevó bien lejos toda esa energía que me estaba consumiendo y me llevaba hacia abajo a las profundidades de mi ser más oscuro. Sentía el mareo y la excitación todo junto en la piel, sentía cada célula de mi cuerpo aún movilizadas, y podía comprender que mi cara se estaba amoratando. Tomé unas fotografías para verme, casi sin mirar, caminé hasta una roca, casi sin mirar sintiendo los músculos de mi pecho pesados y adoloridos. Sentía unas ganas profundas de dormir, pero sabía que ese golpe había sido fuerte, muy fuerte. Solo podía responder "I´m ok, dont worry about me"... y la gente empezaba a salir del estupor al verme caminar entre ellos, segundos atrás cayendo directo a la piedra golpeando estruendosamente, quedando inconsciente durante siete segundos boca abajo, flotando mi cuerpo inerte. Corrí debajo del agua y a cada paso sentía todo mi cuerpo adolorido y el agua cayendo lavándome la cara me producía un dolor muy fuerte aunque la frescura del agua aliviaba mi dolor que empezaba a concentrarse en mi ojo izquierdo. Luego de las fotos de rigor con las Rere falls de fondo mis amigos decidieron regresar a Guizzy, un poco preocupados por mi estado. Durante el viaje me tendí en el asiento trasero del auto de Yutaka, mientras ejercitaba la respiración para mantener el pulso, sentía desvanecerme. Finalmente en 12 berry st, logré bajarme adolorido mientras buscaba llegar al baño para lavarme la cara y sacarme toda la sangre coagulada y los mocos de mi nariz. Frente al espejo pensé "bueno, no se ve tan feo" y me soné la nariz produciendo que todo el moco y la sangre se fueran directo a mi ojo de una manera inverosímil que me asustó tanto que solo atiné a pedirle a Joao que me llevara al hospital. La demás es historia conocida: left blowout eye fracture y vuelo a Hamilton para la cirugía que inexplicablemente no fue. (Si toco mi ojo izquierdo puedo sentir donde ocurrió la fractura) Esa noche me morí de dolor mientras Jane, la enfermera que me cuidó, no dejaba de sorprenderse de mi lucidez mientras me contaba sobre una historia de su infancia saltando en el mar cuando una niña tuvo un accidente similar al mio.
Ahora se que tenía que saltar para vivir todo esto, renacer desde el fondo de la cascada y dejar que esta tierra y su inmenso poder me sanaran para aprender todo eso que está en mi y se va a manifestar cuando sea necesario, no intenté recuperar ninguna imagen del fondo del estanque porque se que están en mi y así como trepando la montaña la semana pasada se reveló una de las enseñanzas: "no ves la generosidad de los árboles tendiéndote sus ramas para que te agarres? Aférrate a ellos que llevan muchos más años que vos sobre esta tierra deja que te trasmitan su conocimiento" inmediatamente una sonrisa se iluminó en mi rostro y lo que era una áspera montaña impenetrable se transformó en una montaña llena de brazos para permitirme ascender hasta lo alto de la cima...
Ahora agradezco a esta tierra la inmensa oportunidad que me brindó desinteresadamente al protegerme en su útero y enseñarme sus secretos más ocultos, que están allí al alcance de cualquiera, tan solo tocando un lago, una piedra o un árbol cubierto de líquenes y pidiéndoles que nos revelen sus secretos para hacernos uno con esta tierra... Y si cierro los ojos puedo ver a las Rere falls, imponentes, allí en el mismo lugar donde las dejé.

jueves, 21 de mayo de 2009

Escuadra vacuna








Abonan el campito para que crezcan los golden top...

martes, 5 de mayo de 2009

Last pictures from Gizzy!

Finalmente es hora de dejar Gisbrone -la ciudad que me ama- para emprender un viaje al frío de la isla sur. Esta noche despedida y mañana a rutear!
Hoy rodaje de A orange idea...
Semana sin fumar y coso... algunas fotos... y un enlace a un video viajado por Gizzy...
Tal vez llegue a extrañar mi pueblo natal*

Acá pueden ver el video...


and the last pictures from Gizzy... enjoy it and hard trance!
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Nubes y espladera...














Espejito...











textura otoñal












otoño en el Flyng nun




















La row













Un R12 en new Zealand










An orange idea...














The best picker´s tool











textura de hojas























Iggy invertido














Atardecer en Gizzy


*ver Falling deep